el surgimiento de las tecnologías de la información y la comunicación, dio paso a nuevos e innovadores escenarios para la difusión y divulgación de la ciencia y la tecnología. El cambio ha sido rápido e impactante. No hace mucho tiempo, la difusión y divulgación del conocimiento científico se encontraba limitado a las ediciones de revistas científicas impresas, así como a las ponencias de los investigadores en congresos, seminarios o cualquier otro evento de carácter científico.
Para el docente-investigador, la difusión de sus trabajos de investigación se convierte una prioridad, pues de no hacerlo su labor sería incompresible y sus esfuerzos hubiesen sido inútiles. Ciencia que no se divulga y difunde no es ciencia.
La función de la divulgación científica consiste en presentar y distribuir la información a la sociedad en general, en un lenguaje común, asegurando que la ciencia se haga presente en la cultura de las personas.
Las TICs generan cambios continuos en las estructuras económicas, sociales y culturales e influyen en casi todos los aspectos de la cotidianidad, e incluso, hasta en la manera de percibir la realidad y de pensar, por lo que el impacto que han generado en la vida humana conlleva que sea cada vez más difícil que se pueda actuar eficientemente prescindiendo de estas tecnologías de la información y la comunicación.
En la actualidad, las redes sociales son imprescindibles para la comunicación pública de la ciencia, especialmente en un ámbito en el que la ciencia ha tenido poca divulgación y repercusión en los medios de comunicación tradicionales.
El uso de las TIC ofrece posibilidades para la democratización y el acceso público al conocimiento científico, al igual que para la creación de opinión pública en el debate de ideas, creencias y conocimientos.
La divulgación audiovisual implica un reto de sistematización de la información y del material recabado, así como de un trabajo de equipo que haga posible la traducción de la investigación a un producto audiovisual, con una duración adecuada y un estilo atractivo para un público no especialista.
La divulgación se debe realizar pensando en el espectador.
Los medios de comunicación utilizan tiempos que a la ciencia le resultan indebidamente cortos para alcanzar un umbral de conocimiento razonable o “mínimo”. Por consiguiente, se requiere de un frágil equilibrio entre lo que la ciencia supone y lo que necesitan los medios. El método principal para abordar esta cuestión es la simplificación.
La primera y principal labor de los divulgadores es simplificar el texto científico, de manera que resulte atractivo para el público al que se dirige sin perder el rigor científico que requiere la ciencia. La labor de simplificación se traduce en una fina línea de la que depende el éxito divulgativo. En el guion audiovisual el contenido científico se debe esquematizar de manera que queden claras una o dos ideas esenciales.
Los medios de comunicación apelan a la emoción y la ciencia a la razón. Esta premisa implica que la divulgación necesita de importantes dosis de entretenimiento. El peligro de trivializar el contenido es que el entretenimiento impida la reflexión. Es necesario alcanzar un equilibrio entre entretenimiento, emoción, reflexión y aprendizaje.
Proceso de aprendizaje: