El balance de blancos (White Balance, WB) es un control de la cámara que sirve para equilibrar los niveles de los colores básicos rojo, verde y azul (RGB) con el objeto de que la parte más brillante de la imagen aparezca como color blanco, y la menos brillante como negro. Si realizamos el balance de blancos correctamente, esos blanco y negro serán puros, no tendrán ninguna dominante de color.
VER SÍNTESIS ADITIVA DEL COLORLos colores registrados por nuestra cámara dependen de la iluminación, y la luz que tenemos en el ambiente no es siempre la misma.
Nuestros ojos tienen la capacidad de compensar esta diferencia de colores en la luz, esta diferencia de temperatura de color, pero nuestra cámara no puede hacerlo de igual manera, y por eso en muchas ocasiones te habrás topado con que has disparado una fotografía y te ha salido de un tono muy diferente a lo que tus ojos estaban viendo en realidad.
Así pues, el balance de blancos nos servirá para decirle a nuestra cámara qué temperatura de color hay en el ambiente, para que ella pueda establecer cuál es el color blanco, y ajustar a partir de él el resto de tonos de la fotografía.
Todas las cámaras digitales te van a permitir indicar por diferentes vías qué luz hay en el ambiente en el que te encuentras, para ajustar así el balance de blancos y equilibrar los colores de la toma.
Podemos encontrar 4 modos de balance de blancos distintos:
Como te comentaba hace un momento, con el balance manual vamos a poder "engañar" a nuestra cámara para conseguir balances que no sean neutros, es decir, para conseguir que nuestra fotografía vire a tonos anaranjados (tonos cálidos) o a tonos azulados (tonos fríos).
¿Que por qué queremos hacer un balance "mal hecho"? Pues es muy sencillo, porque no siempre un balance de blancos correcto va a ser más atractivo, de la misma manera que no siempre un balance de blancos no neutro va a ser incorrecto. En situaciones específicas nos va a interesar que nuestra foto tenga una dominante de color. Por ejemplo, en un atardecer va a ser mucho más atractivo que nuestra fotografía tenga tonos anaranjados, al igual que en una foto nocturna con un cielo estrellado puede ser más interesante que predominen los tonos azulados.
Así pues, estableciendo en el balance manual la temperatura en Kelvin, podremos manejar a nuestro antojo al balance para conseguir virar la fotografía al tono que más nos interese. Recuerda que en este caso, como la cámara intentará compensar la temperatura que le indiquemos, la tabla de Kelvin "funcionará al revés": para conseguir una fotografía azulada deberemos indicar un número Kelvin bajo (por ejemplo 2000K), mientras que para conseguir una fotografía anaranjada deberemos indicar un número Kelvin alto (por ejemplo 7000K).
Arriba, una fotografía de un atardecer con un balance de blancos neutro, técnicamente "correcto". Abajo, la misma fotografía con un balance de blancos manipulado para conseguir un tono más cálido. Como se puede observar, la fotografía con tonos cálidos gana mucha más fuerza y transmite mejor esa sensación de atardecer.
Finalmente, también es importante remarcar que podemos cambiar el balance de blancos con la edición digital, en programas como Photoshop o Lightroom. Pese a que siempre es recomendable disparar la fotografía con todos los parámetros establecidos correctamente, es posible que alguna vez hayas olvidado configurar el balance, lo hayas configurado mal, o simplemente te hayas dado cuenta después de que la fotografía podría ser más atractiva virada a un tono más cálido o más frío. Para eso contamos con la edición digital.
Normalmente se recomienda disparar en formato RAW si queremos editar la fotografía después, ya que nos permitirá un mayor rango de control para retocar la fotografía. Sin embargo, también podremos modificar el balance aunque tengamos la fotografía en formato JPG o en otros formatos comprimidos.